En este tiempo sin tiempo, de vértigo y de aparente calma al
mismo tiempo, nos vemos confrontados con muchísimas emociones, muchas que
creíamos haber superado en este largo tiempo de recodificación. Nos reprochamos
sintiendo no haber avanzado nada y descreemos de nuestros logros, del camino
andado, de las comprensiones, del nuevo estar.
El mensaje es claro y tranquilizador, se los comparto:
Los tiempos a vivir
son los anunciados, todo da un vuelco en estos días. Estamos preparados, somos
muchos en una misma acción, en un solo propósito.
Sabrás qué hacer,
sabrás cómo actuar.
Lo externo y cotidiano
se confunde, céntrate en ti, en tu propósito, en inspirar y espirar, en ser y
vibrar amor. Las altas frecuencias se expanden, se elevan, se convierten en
escudo protector. En un campo de protección. Vibrar amor es la consigna, estar
presentes en cada momento es la acción.
Hagan círculos de la
palabra, refuercen su estar, su ser.
En tu propio ser se
libera una batalla, se remueve lo viejo, se hace evidente, rebalsa, se limpia
para dar lugar a lo nuevo. No temas, es necesario pasar por este estado. La
emoción sacude como un terremoto que rompe dando lugar a la salida de antiguas
emociones, hace que brote, que se remueva, emerja, cada espacio está siendo
limpiado de viejas memorias emocionales que condicionan el ver, el hacer. Dale
lugar, para algunos de ustedes es un sacudón, duran un llanto, una fuerte
emoción, un no entender y luego del sacudón se retira. Se instala una nueva
paz, un nuevo agradecimiento, un nuevo estar. Si se rebelan, si se enojan, se
niegan a pasar por ese estado dura más tiempo, porque al resistir evitan el
sacudón profundo y necesario para liberar la memoria.
Sin lucha, sin temor,
observando, reconociéndose seres emocionales inestables en la emoción,
observando con paciencia y amor lo que surge, sin crítica, confiando en que la
emoción surge, se intensifica, se expresa y se libera. Agradezcan el momento,
agradezcan la emoción y la vivencia, déjenla partir una vez que se expresa.
La memoria se limpia,
el recuerdo se atenúa hasta desaparecer, sueltan, se abren a otra emoción. Todo
es nuevo ahora, no es indiferencia o frialdad lo que sentirán luego. Es
aceptación, desapego, es el observador observado, consciente de su momento, del
movimiento permanente.
Inspirar y expirar es
la tarea, mirarse con amor el ejercicio, reconocer el estado, darle lugar,
dejarlo ser, despedirse. Sin pelear, sin retener, sin reprochar. Solo
observando, reconociendo, soltando.
El nuevo estar se
instala, dadle la bienvenida, estos estados se irán prolongando hasta que ya no
os reconozcáis en las anteriores expresiones, confiad!, confiad!, son tiempos
de revolución interna.
Susurro del Alma 17 de marzo 2014