jueves, 3 de julio de 2008

Sus Voces...

Me atrevo a escribir estas líneas en relación al trabajo que, desde hace varios años, viene realizando mi hermana Carmen Romero Auad y sobre todo el referido a las constelaciones de mujeres.

Quizás porque fui una especie de conejilla de Indias de esta terapia, lo cierto es que desde que apoyo el trabajo de María del Carmen y realizo las terapias, mi vida dio un favorable cambio en muchos aspectos.

En el taller de mujeres, la paciente que va a constelar (trabajar lo personal) elige de entre las asistentes cuatro representantes, una será su niña, otra su adolescente, otra representará a su mujer y otra a la madre. ¿Cuán disgregadas estamos?, ¿Por qué la mujer ni siquiera mira a su niña y a su adolescente?, ¿Por qué la madre se hace cargo de todas y entre ellas no se reconocen?, ¿Cuáles fueron los traumas que nos adormecieron y bloquearon nuestro desarrollo?

Aquí las respuestas –aunque pueden ser muy duras- emergen sanadoras. Nos reconciliamos unas con otras hasta integrar las cuatro fases que nos sostienen a lo largo de nuestras vidas.

Las demás mujeres que participan en esta terapia rodean con un círculo amoroso el desarrollo de esta configuración y tomadas de las manos se ingresa en una energía positiva que está ahí para ayudar a sanar la parte dañada de cada mujer que es una sola.

No existe en esta terapia ninguna persona que juzgue, todas somos iguales, todas nos reconocemos en el dolor, en la falta de padre o madre, en algún trauma causado por el abuso, el incesto, la violación, el aborto. El alma guarda y graba todos estos dolores y aquí emergen para resolverse amorosamente, sin culpas, comprendiendo que lo vivido por cada una de nosotras, es lo que nos hace fuertes y valiosas, únicas pero iguales.

Si en estos tiempos volvieran a quemar a las “brujas” imagino que no quedarían mujeres en el planeta, porque tenemos la intuición muy desarrollada y ese antiguo saber de sanar todos los males, desde la utilización de hierbas curativas, los alimentos más sanos y los consejos sabios y acertados que damos a quienes lo necesiten, hasta una palabra de aliento. Todo esto nos hace ser fundamentales para la vida.

Será por eso que en los talleres donde pueden participar también hombres, la mayoría es siempre femenina. Somos nosotras las más interesadas en hacer que el mundo sea cada vez mejor y estoy segura que estas terapias son una manera de lograrlo.

Rosy Scardino Auad

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